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CIENCIA Y LITERATURA
Está clara la aportación de la ciencia a la literatura, por la sencilla razón de que los escritores han volcado en sus obras el conocimiento y los avances tecnológicos, médicos e industriales de cada época en las tramas de sus novelas y en los modos de vida de sus personajes. ¿Habría podido escribir Julio Verne su 'Veinte mil leguas de viaje submarino' sin la labor de científicos visionarios empeñados en navegar bajo las aguas desde los tiempos de Alejandro Magno? Y quien dice esto, dice 'Frankstein o el moderno Prometeo' de Mary Shelley, escrito ante la audacia de la humanidad en la destrucción y también la creación de la vida. O 'Parque Jurásico' de Michael Crichton, inspirada en la eclosión de la ciencia de la genética. Los ejemplos llenarían páginas enteras.
Sin embargo también la literatura ha aportado ideas a la ciencia. ¿Habrían descubierto Schlimann y su equipo de arqueólogos la antigua ciudad de Troya sin la 'Iliada' de Homero? |
¿Incitó de alguna manera el estudio de la materia la obra de G.H. Wells 'El hombre invisible? ¿Es 'Un mundo feliz' de Aldous Huxley una premonición de una sociedad futura que utilizaría la genética y el clonaje para el control de los individuos?.
Podría pensarse que ciencia y literatura son antagónicas, inteligencia versus emotividad, razonamiento y experimentación versus ficción, aunque no es así. La ciencia en sus múltiples variantes ha alimentado a los literatos, pero no es menos cierto que, en ocasiones, aquella se ha inspirado en la literatura y que ambas comparten un campo virgen, la imaginación, sin la cual los proyectos más audaces se verían abocados al fracaso.